Poco a poco empezó a sentir como se transformaba mientras más se adentraba en ese espacio prohibido. Con cada movimiento se estremecía de placer, pensando en las consecuencias de aceptar el cambio. A cada intento de detenerse, se le venía una ola de satisfacción que lo motivaba a acelerar el proceso. Por fin, después de algunos espasmos y líquidos derramados, quedó convertido en la asquerosa cucaracha infiel, que pronosticara su esposa.
Sarko Medina Hinojosa(Perú)
Publicado en la revista digital Minatura 117
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