…la confusión y la maravilla son operaciones propias
de Dios y no de los hombres.
Jorge Luis Borges
Padecemos nuestra raza.
Nuestros himnos esporádicos
recuerdan rituales sádicos
que una oscura luz disfraza.
Hombres de ternura escasa,
un profeta vendrá luego
para que el Árbol del Ruego
no se nos queme con ira
y besemos la mentira…
¡Salvemos, con agua, el fuego!
Somos víctimas del hombre,
del miedo, también de Dios
que nos somete la voz
por lo que no tiene nombre.
¡El pecado, que no asombre!
Somos víctimas de Adán
que no comprendió que el pan
era mejor que el trabajo.
¡Cuánto sufren los de abajo!
¿Los pobres, adónde van?
El mundo es una doncella
que abre las piernas al ruego
divino. El mundo está ciego,
dormido sobre una estrella.
Gira la luz y la bella
mujer es tan incitante
que busca cualquier amante…
¿Qué fragor el diablo expira?
Dios se despierta y delira
su ensangrentado diamante.
Del libro Los césares perdidos de ODALYS LEYVA ROSABAL
viernes, 27 de abril de 2012
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