Nace el Guadalquivir entre unas rocas
y poco a poco se hace mayor regando
campos, regando ciudades, acariciando
barcos, acariciando cuerpos, liberando
bellezas, liberando pensamientos, soñando
mares, soñando libertades, soñando sueños.
Sueña el río bajo puentes milenarios
por donde ha pasado la historia, la vida,
una vida dura, de penalidades,
de llantos con algunas pinceladas
de alegrías con las que se rompen
las oscuras sombras que nos envuelven.
Buscando el mar el río da asilo
a muchas aves migratorias
que allí recuperan fuerzas
para seguir su camino
hasta encontrar otro río
o un nido donde poner sus huevos.
El mar lo recibe y se funde
con él poseyéndolo, absorbiéndolo,
y ya el río no es río, se quitó
sus vestidos y desnudo se fue
perdiendo y llenándose de sal
diciendo adiós a su deambular
por la bella Andalucía.
JOSÉ LUIS RUBIO
viernes, 27 de abril de 2012
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