domingo, 29 de abril de 2012
NADA, NI MIEDO
A veces vuelve a mí
el recuerdo y la tristeza
con el sello de tu nombre
a cuestas.
Abandono, huida y traición
con olor a hierba fresca,
con la imagen de una calle
sembrada de hojas secas.
Por muy utópico que resulte
invisibilizar al sol,
fueron erróneos tus cálculos
y sus rayos enterraste.
Siempre hay caballos que pierden,
cirios que velan a muertos
mentiras que se palpan y que matan.
Si pudo haber sido,
¿por qué no fue?
Me sigo preguntando
si el único remedio
ya sólo será el olvido.
Creo que el verdadero porqué,
ni tú mismo y a estas alturas,
seas capaz de argumentarlo.
Cierra las ventanas.
Vuelve a llover.
Publicado Blanca Flores Cueto, en el blog de Blanca.
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