Rostros como sepultados
en cementerios de olvido.
Farallones en bramido
profundo, crucificados.
Adolfo Martí.
Me queda en el aire un lienzo
de realidades, un ágil
andamio en tu boca frágil.
La oscuridad como intenso
tatuaje, prende un incienso
a la voz de los pasados.
Todo queda en los costados
de la muerte y en sus galas,
tu cuerpo, mis pies, las alas:
Rostros como sepultados.
Se desprende de la magia
el espacio de las dudas,
el cielo, las tierras mudas
del cadáver que me plagia.
Existir es la hemorragia
de otro tiempo en el sentido,
su curso es el repetido
pasar de las horas muertas.
Las palabras tienen puertas
en cementerios de olvido.
La sequía es el placer
de soñar con los hallazgos.
La muerte no deja rasgos
al pie del amanecer.
Gira el pensamiento, el ser
de la ausencia y el sonido.
Un animal es herido
en lo profundo del lomo:
Los cuerpos se pierden como
farallones en bramido.
Se tiende sobre una espada
la luna en este cansancio
de polvo. En un lugar rancio
omitiendo la estocada
regresa la temporada
de la lluvia, de pecados.
El órgano y los teclados
nos transforman en metal.
Los vientos son espiral
profundo, crucificados.
Del libro A la misma hora... de MAYDOLL MORALES PÉREZ -Cuba-
sábado, 28 de abril de 2012
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