Los pañuelos
vuelan la tarde
llenando el aire
de batir de alas
que van cayendo
como plumas blancas.
Sobre la arena
se mezcla la espuma
con las dos perlas
de sal y nácar,
..y parten raudas notas
en ondas por la plaza.
Entre el tumulto
que acoge sus sueños
se duerme un niño,
atrás quedaron
el miedo y las sombras,
las dudas se pierden
por la puerta grande.
Ahí va un torero,
sencillo, valiente
girando en la noria
de aromas, color,
flor, feria y aplausos.
Dios repartió suerte..
..y.. las palomas parten.
Mayte Andrade -Benicarló /Castellón-
De mi libro “Querencias Taurinas” ed. 2001
sábado, 28 de abril de 2012
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