Cae la tarde por las calles de la ciudad
y parece que todo ha muerto,
que el tiempo se acaba definitivamente.
La gente camina por los parques
ignorando la humedad de la hierba.
Por los senderos se acumulan
ramas volteadas por la tormenta,
difusas figuras aparecen entre el follaje
y se mueven silenciosamente detrás de los arbustos.
Un pájaro canta
y un anciano llega casi desnudo,
oliendo su vejez,
comiendo lentamente su pan.
Un perro se oculta jugueteando
y percibe sonidos que nosotros no podemos oír.
Caminamos por las sendas marcadas por la lluvia
y pasamos, casi sin darnos cuenta,
debajo de los altos árboles de la madrugada.
Sabemos que hemos ganado
un nuevo día a las sombras,
al espíritu del parque
que hemos creado en nuestra mente.
Del libro "Zona de entendimiento" de
HORACIO PRELER
Publicado en el blog hugopatuto
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