Según cuenta la leyenda
Dios ha creado esta tierra
similar a su jardín del edén
para que sus hijos viviésemos
en armonía con la familia,
y la madre naturaleza real.
Así nacieron aves hermosas
de colores maravillosos,
y plumajes como el arcoíris
para alegrar nuestra vista
al recorrer tan noble lugar
purificado con su santo amor.
Ha creado la hermosa vegetación
bendecidas con frutos de amor
para que vivamos en paz,
y amor alimentando nuestro espíritu
de su néctar bendito para así
sentir las energías de su amor.
El hombre vivía muy feliz
hasta que en su mente
ha ingresado un gran mal
variando su amor por ambición
sin notar que dicho mal mental
destruiría dicho jardín natural
al grado de hacer llorar a quién
con todo su amor divino
nos otorgó para siempre ser felices.
Según la leyenda cuenta
Dios ha tratado en vano
que los humanos logren
apreciar lo que nos regaló
mas llorando se encuentra
al ver con tristeza y dolor
como sus hijos aún no han
podido valorar su creación.
Sus lágrimas benditas caen
cada vez más fuertes entre
los lugares que sus hijos
constantemente han destruido,
y secando lugares fértiles
dejando desiertos vacíos
procurando que sus hijos
comprendamos su labor.
Yo como un hijo de Dios,
ruego a mis lectores que
no olvidemos que Dios
nos otorgó un jardín del edén
para que lo cuidemos en su nombre
hasta que nos llame a rendir cuentas
en su casa bendita del cielo
frente a su jardín del edén.
Claudio Kruger Ahues -Chile-
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