sábado, 27 de febrero de 2016

ESPUMAS ERIZADAS


Habla
Santiago

Un horizonte de aguas erizadas, de crestas torrenciales, de bramidos,
de látigos hirientes e invisibles agostando ramajes al asombro,
flagela los costados de la barca carcomidos por caries obstinadas
y fauces perentorias
y centurias de delgados caninos sediciosos.
El cansancio de andar la Galilea se descuelga por jarcias y rincones,
crece junto a las velas abatidas
y envuelve esa figura fatigada entre los pliegues mudos del rebozo.
Embriagado de miedo,
condenado a portar esta duda en las entrañas,
¡cuánto pesa el dolor de su silencio sobre la desventura de mis hombros!
¿He de morir aquí?
¿Será mi muerte una asfixia anudada en los abismos?
¿Rehén de cuáles dedos en el lodo escucharé las letras de mi nombre pronunciadas por ángeles sin rostro?
¿Qué destino final tendrán mis sueños de tradiciones celtas,
de caminos,
de sones melancólicos,
de rías,
de ese idioma preñado de campanas en que ninguno me dirá Jacobo?
La tempestad se vuelve encarnizada.
El aire,
con su cólera salvaje,
azuza los ijares de la espuma reconociendo signos y demonios.
A la luz de un relámpago lo veo... dormido aún contra la incierta popa,
ajeno al gran peligro de sentirnos huérfanos de la fe,
tan desvalidos como las hojas mustias del otoño.
Mi mano se desliza hasta su mano
y hay una voz llamándolo:
¡Maestro...!
y el trueno nos rodea
y la vergüenza nos cuelga de los cuerpos temblorosos.
Él se pone de pie junto a la furia...
increpa al viento,
ordena los oleajes,
calma la tempestad enmarañada con el brillo secreto de sus ojos.
Antes que llegue hasta mi cobardía la transparencia azul de su reproche,
estalla la redoma del presagio en mi cerrado corazón anónimo.
¿Quién eres tú, Señor?
¿Cuál es tu Reino?
¿Dónde habré de aguardarte cuando sea
todo mi cuerpo
polvo bajo el polvo?

Del libro Crónicas de las huellas de NORMA SEGADES
Publicado en Editorial Alebrijes

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