Renacer a una nueva vida
sin dolores que perturben
la tranquilidad.
Donde no me sienta perdida,
sin tinieblas en las mañanas
con sonrisas en tus ojos y
tomados de la mano.
Mirarnos continuamente con
caricias de enamorados entre
los olivos de nuestra huerta
extasiados de la pureza.
Se ocultan los rayos del sol
entre el ramaje azulado y el
murmullo de las rocas, la
melancolía remota.
La plenitud de las tardes sin
abismos que los aten a las
brumas del silencio.
Bendecida tu morada arrullo
de voces brotan por todas las
ventanas,
manantial de cariño naciente
del universo, sentimiento en
libertad alegra la existencia.
Amarilis Salazar -Venezuela-
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