Caí en un mar de brazos
con los ojos llenos de nubes.
En la penumbra todo eran
cordones desatados,
hojas pisoteadas
y regueros de pólvora mojada.
Desperté de los nudos de brazos
y fui un puñal
saeteando nubes
como odres de penumbra.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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