Del alma un amor desdichado
sería si no veía en ella
todo lo mágico con que envolvía su entorno
no bastaba hablar de su encanto
diabólica no era
pero lo parecía
el que se bañara inocente tras la cortina de bambús
el que corriera descalza por los pasadizos de los edificios
el que fuera la predilecta de alguien que no era un príncipe
había escrito un libro que llevaba por título “Ejercitar Cuervos”
todo eso la hacía fascinante
encanto natural.
viva encarnación de una imagen que entre brumas de niebla
persistía como un eco impregnado en las paredes
por más que traté de arrancarlo
estaba en ellas
no era ni la primera ni la única canción la que quería oír de sus labios
deseaba todas todas
más inquietud y sensibilidad no podía existir
llegó y besándola en la mejilla sentí que eran sus labios
penetré en sus ojos sugestivos
obras de arte
complejos y profundos
tan misteriosa como la sortija que llevaba en su meñique izquierdo
la volví a ver tantas veces luego
tantas oscuras tardes y mañanas tibias
ese era el fluir de la vida
¿qué pretendía yo?
todo
nunca se inició algo formal
me perdí en mi pasión
en su existencia
en el conformismo de verla y advertir su mirada
su gusto romántico
su sagaz interpretación de la vida de los peces del estanque
bajaba en forma indescriptible la escalera
volando entre las gradas
olvidando los espacios
extrayendo al tiempo sus moléculas
combinando la realidad con la ficción de sus suspiros
Gonzalo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario