Dejaré que me beses
oh muerte sagrada
con tus ojos huecos
me mirarás.
Apretarás mi cintura
con tus manos huesudas
y me dirás al oído
cuanto me amas.
Me seducirás
con tu amor eterno
y me llevarás en tus alas.
Dejaré que mi cuerpo
se relaje todo, para no sentir
tu aliento de amargo sabor
y entre los jirones de tu capa
permitiré que me cubras de negro.
Algún día fui de él
y lo amé tanto
lo esperé por años
a que regresara.
Ahora solo me queda
entregarme completa
a esta fría y esquelética
blanca calavera.
Ella me dará su amor perpetuo
aquel que un día
él se lo llevó
y lo arrojó al infierno.
Diana Chedel -Argentina-
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