Me inmovilizarás por la cadena,
porque riges a férula y espada,
quebrantarás mis huesos, y truncada
mi vida quedará por la condena.
Mas seguirán libando en mi colmena
las abejas su miel, sin estocada
hendiendo cada idea o llamarada
que mi cerebro alumbra y almacena.
Los huesos en prisión, mas libre el alma;
¿cúyo será el laurel, a quién la palma?
No me limita tu cadena el vuelo.
Mi libertad se crece si prohibida.
Eres tan sólo dueño de mi vida;
mas no de mi razón, siempre en desvelo.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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