¡esperad!
Hemos hablado tan poco
de las alambradas,
de las fronteras,
de esta prisión de estrellas...
¡esperad!
¡esperad!
No dejéis más manos llenándose de espadas,
no dejéis vuestra ira,
no dejéis sobre esta mesa
cucharas vacías,
ni piedras,
ni huesos sin piel ni vísceras.
¡esperad!
No cerréis la puerta de esta cárcel inmensa,
de esta cárcel que es patria,
de esta patria.
Dejadla abierta.
Del libro Canción inútil para Palestina de SILVIA DELGADO FUENTES
Publicado en Editorial Alebrijes
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