sábado, 8 de septiembre de 2012

20 DE MARZO


20 de marzo, 1935, 12:30 horas, con un bautismo de chimeneas como obispos tísicos, dios andaría entre mármoles con sus parientes ricos

nací a la hora de comer, como una maldición,
los míos, sus vecinos, alzaban cucharas oxidadas,
sus ojos eran tan trágicos que ni siquiera lloré,
lo poco que tenía mi madre lo chupé en las nueve lunas,
así que ese histórico mediodía fui uno más para el ayuno.
Miraron en mis axilas, me sacudieron por si algo caía
pero en vez de pan era un violín lo que había en el ombligo,
puso ojos de inocente así no lo estrellaban contra el zinc,
este turro –dijeron- entre tanto dolor venir con música.
Un poco más y no desenfundaba, tuve suerte,
las gaviotas del estuario iluminaban buenos aires,
diosas mías con sus pechos celestes ellas me salvaron.
Luego me pusieron los pantalones de la revolución,
hago canciones para que mamen sus hijos.

Del libro Sangral América de JULIO HUASI -Argentina-

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