Llevo colgando,
como un bolso de estalactitas,
como unas ojeras de visón,
como un bol de suspiros dislocados,
como un cuadro de carne y pelos,
el presentimiento de que,
las olas sístole y diástole
de tu destreza,
son el latido del secreto
de las emociones caducas.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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