domingo, 30 de septiembre de 2012

EL VUELO


A una incondicionada amiga con especial cariño

El despertar de trinos en el patio interno, le anunció el comienzo de un nuevo día. Ella desperezó sus pensamientos y valoró el instante …
¡Era una concesión más! Otra oportunidad acaso, para que su agotado espíritu recorriera jardines de sueños, intentando retener la vida de quien descansaba en el lecho contiguo, vida que se le iba de las manos como una flor efímera, que se agota perfumando la partida ...
El creciente resplandor de la mañana reverdeció los pinos. En lo alto, como una fruta madura, y casi confundida con los colores del árbol, una cigarra hacía escuchar su canto sonoro, celebrando la vida con su breve y reiterada estridencia.
Todo predisponía a la ensoñación, pero ¿renovaría junto con sus sueños los momentos de dolor que hace dieciocho días concitaban su atención? ¿Sería acaso aquél el instante supremo ¿
Casi sin darse cuenta, la magia del momento, fue retrocando la realidad de esas horas marchitas en un ayer de felicidad compartida.
Comenzó a verla joven, animosa, vital. La pensó decidida, laboriosa, enérgica en sus caprichos. Ser vió a sí misma niña guiada por sus manos y creciendo entre tules, como una joya preciada. Volvió a aspirar el perfume del regazo materno desde la posesión de aquellos días, y en la espiral de su vocación volvió a sentirse joven, esposa soñadora, ¡madre por primera vez! … En la intensidad de ese instante abarcó los renovados ciclos de su vida, ese sendero misterioso que ahora desembocaba en la lenta planicie de esta espera.
Al encaminar sus pasos hacia el lecho de su madre, sintió que la caricia de su ternura envolvía el momento hasta hacerlo bendito. Se sintió cobijada una vez más.
En la azul transparencia de sus inevitables lágrimas se instaló para siempre aquella imagen. Sintió la maternal espera. La vió esperanzada y también niña. Y supo –secreta y definitivamente supo – que hoy era ella quien debía sostenerla entre los tules de sus propias manos.
Los trinos se hicieron más intensos. Entre refrescantes
gotas de rocío, la plenitud del día avanzaba sobre sus nostalgias. Como avanzaba el tiempo que se iba

Del libro "CUENTOS PARA DESPERTAR - 2007 de María Alicia Gómez de Balbuena
Publicado en la revista Mapuche 46

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