Una mosca en la alcoba.
Una mosca. Una mosca.
No sé de dónde vino.
Sólo sé que está aquí
volando,
revolando,
chocando,
una vez y otra vez,
contra el duro cristal
de la ventana,
y buscando
y buscando
una rendija
que la permita huir
y volar libremente
por los cielos más libres.
La observo. Me conmueve.
Me pregunto:
-¿Soy acaso esa mosca?
Sí, esa mosca soy yo.
Soy yo esa mosca.
Soy esa pobre mosca
y no encuentro,
por más y más que busco
-¡desesperadamente!-
una salida.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
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