sábado, 8 de septiembre de 2012

DESEMBARQUE


No somos el barro para el muro con el que pretendes aislarnos.
Somos la nueva semilla para tus viejas tierras.
El ave Fénix de tus cenizas.
No somos la escoria que pretendes que seamos,
somos la savia con la que tus viejos troncos renovaran la vida.
Aleja tu petulante actitud hacia nosotros
deja de tratarnos peor que a tus perros
a los que mimas, cuidas, y amas.
Sé agradecida con los que sustentan tu altitud,
por ser nosotros la base de tus proyectos.
Míranos como a hijos propios
porque de nosotros han de nacer tus nuevos
y tiernos retoños.

I

Hombre exhausto grita tierra,
sal en sus labios sedientos,
lágrimas de alegría
brotan como manantial de vida.
Al agua caemos,
algunos ni nadar sabemos,
otros como podemos
llegamos a la arena maltrechos.
Sirenas, luces azules,
serenos hombres
nos acogen,
y preguntan nuestros nombres.
Tirita el miedo, llora el cielo, los huesos caen al suelo.

II

¡Europa, Europa!
Mira para otro lado
ingrata, insensata.
¿A qué juegas?
¡Timorata!
¿A divertirte derrochando y mirando para otro lado?

III

Aprendí qué es déjà vu
porque todo lo nuevo
parece que lo he vivido
anteriormente y recelo.
Recelo de tus ojos
que miran con miedo,
de tus denuedos
que lanzan puñales encendidos.
Pero no, no soy el barro
para tu muro,
ni el acero para la cadena
que me esclavice.
Soy el viento que trae palabras de un tiempo nuevo.

IV

¡Ay! Europa hueles a xenofobia,
hueles a intolerancia, hueles a olvido,
abre tus ojos,
abre tus brazos,
y acógenos, no somos tus enemigos.
¡Ay! Europa no nos desprecies
somos honrados,
hombres honestos
abre tus puertas
déjanos estar contigo.
Por tu cara de solidaria
por tu abrazo de tolerante
abre tus puertas a los inmigrantes.

V

Desembarco en las costas de Tarifa
playas blancas, blanca arena,
desechos cuerpos
imploran.
Soy yo el náufrago que se detiene,
entre las rocas mi vida se pierde.
Dentro y fuera el cielo de color verde,
entre las algas que me retienen.
Mi boca grita, nadie la entiende,
con mis palabras ni se entretienen.
Sordos oídos de los que nos retienen,
ni oyen ni entienden.
No somos el barro con el que tú, Europa, quieres levantar tus muros para aislarnos.

Del libro 13 náufragos de SALVADOR MORENO VALENCIA

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