miércoles, 26 de septiembre de 2012

AMARTE AL AIRE LIBRE

Amarte al aire libre,
en ignorancia de mirar ajeno,
caminando el Edén más exclusivo,
de una pareja sólo, desde cero,
nada detrás, la vida por delante,
conscientes ya de desnudez, sin miedo,
ni hoja de higuera o flameante espada,
y el árbol de la ciencia todo nuestro.
Yo sé todo de ti, tú de mí sabes
cuantas huellas marcaron en mi cuerpo
pies sin profundidad, y que parecen 
haberse obliterado con el tiempo.

Tan joven este mundo, despoblado,
aún no se han hecho leyes, no hay espejos,
porque aún no ha germinado la vergüenza,
y sólo tú me miras, y a ti veo.

Amarte al aire libre,
sobre la fresca hierba, bajo el cielo,
sin más testigos que aves en las ramas, 
una orquídea tal vez, tal vez un ciervo. 
Tú, primera mujer, yo, primer hombre,
qué descendencia de los dos tendremos.
No habrá quijada de asno,
sólo un albor de algarabía y besos.

Ven sobre mí. No escuches los rumores
que como un río fluyen a lo lejos.
Es nuestra toda la naturaleza,
no hay nadie más, el mundo es aún pequeño.
Alguien vendrá que inventará la rueda,
alguien sabra domesticar el fuego,
y alguien después revolverá la entraña
de la tierra, ofreciéndonos el hierro…
Pero eso es tan lejano…,
acaba de nacer el universo,
y sólo tú y yo estamos
en esta noche clara, de misterios.

Amarte al aire libre,
mi necesario, irrevocable sueño.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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