viernes, 12 de mayo de 2017

UN TRAMO EN EL INFINITO


Sé que soy una molestia
para esa gente tan decente
y tan bien considerada por su comunidad
preocupada ante todo por no dar más amor
ni más sacrificios que los estrictamente imprescindibles
para salvar la honra
porque en rigor, el prójimo les importa un pepino
y hacer mucho por él les cansaría y aburriría,
debo sentirme muy culpable
porque me están salvando la vida pese a lo poco que yo colaboro,
debería ponerlos en un altar
en lugar de recordarles a cada momento
lo poco que me quieren
sin que yo les haya dado razón alguna,
para ellos soy un jarrón feo o un mueble que estorba
y ni mirarme quisieran cuando me ven pasar,
sus vidas son aburridas como la de la ostra y su perla
y yo les propongo una más auténtica
pero ellos lo que quieren, hablando claro,
es ir a la playa también este verano
y tener algo que contar a esas visitas
para las que ellos son el Messi de la feligresía
de su mundo de miniatura,
me echan de todas partes, no gusto, esa es la realidad,
porque que un espíritu sea libre
solo es esperable de gentuza sin educación
y de las peores familias,
quieren proteger mi insignificante orgullo y me ocultan
lo muy despreciable que soy para ellos,
que tantísimo valen e importan,
porque me pasaría tres días llorando
como si se me hubiera muerto el loro
y agarraría una depresión
cuando descubriera lo poca cosa que soy
pero yo soy tan humilde
que lo que me preocupa son solo ellos
y su poca humanidad.

LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE -Orihuela-

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