miércoles, 24 de mayo de 2017

II


Ha llegado el verano, en esa primavera de 1966 que jamás amanecía fría.
Lo que había sido una época tremenda, una aura de invierno a agrandarse,
deslizaba ya entre inciertas letanías.
Marzo nació pronto, dijo
el reverendo: son meses para poetas, flores de paisanos,
lirios sin olor, que vagabundean en las colinas y montañas.
Son flores de olor salvaje, que los miuras se van a comer,
cuando salga la tarde.
¿Dónde estará Super, el eterno hippie?
No te lo creas, como el otro, que no es cierto lo que nunca has visto.
No juzgues, cómo esos becerros de malo oro,
que tu ignorancia de las causas de las cosas hará con que no existan ellas.
No pienses que no hay los perfumes que nunca has sentido.
Las cosas entre el cielo y la tierra siguen siendo más,
mucho más, que las que suenan la tuya e la mía vanas filosofías
Jamás creas que esa silueta del Purgatorio, que vías,
viejo maestro Lugones, en cada transeúnte
es menos real que toda la realidad .
No es locura lo que no comprendemos.
Tampoco aún entiendo nuestro cerebro.
Como podré querer comprender el cerebro de los
que no piensan, nunca piensan, como tú o como yo?
¿Como de grande es Antares?
¿Cómo de grande es el alma de quien no conoces?

FERNANDO CABRITA -Portugal-
Publicado en Luz Cultural

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