Intramuros, en el patio de mi casa,
el silencio tachonado de estrellas rila,
una gran nave se acerca, sobrevuela,
tan bajo que temo que los toldos toque.
En su luminaria inferior miro
luces rojas, azules, blancas,
unas fijas, intermitentes otras,
suave, sin gravedad se desliza.
Se percibe allí como la nave
el profundo silencio inquieta,
al partir con suavidad el viento
todo es raro, ajeno y distante
como en la hora gris un eclipse.
Salgo, tras breve caminata,
en la penumbra, la nave veo
en un área deportiva, sigilosa,
paralela memoria yo recreo.
Una rampa azul se alumbra
con fulgor silente y níveo,
de un ser su esbozo asoma,
voy hacia él, me espera, yo lo sé.
Ya despierto, al alba, despejado,
nunca sé si subo o viajo en ella,
iterativo tal ensueño ha sido,
vasta paz me abraza si lo evoco.
Omar Aburto -México-
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