Estando solo, sentado frente al mar,
me acordé de ti,
de tus alegrías, tristezas y temores,
y volví a llorar,
entre lágrimas y risas fingidas
te empecé a llamar,
y es que no alcanzo a comprender
como tantos rumores de ayer,
han acabado con mi vida, y tu querer,
pero el mar me enseña
entre toda su grandeza y esplendor,
que es mucho más fuerte este amor,
de lo que algunos pretenden, al ensuciar mi honor,
las olas vienen y van
y se pierden en la inmensidad del mar,
así son los amigos, algunos buenos,
y otros no de fiar,
pero un amor sincero, como el que yo te ofrezco,
si no te das cuenta a tiempo,
como barco que tropieza, se hundirá,
y de mí corazón, nadie más sabrá…
Edwin Cruz Villegas -Costa Rica-
No hay comentarios:
Publicar un comentario