Hay días en los que uno quisiera ser como un animal: Campando a sus anchas por un determinado hábitat, libre de horarios y obligaciones, sin tener que decidir banalidades, viviendo el día a día como uno nuevo, y haciendo lo que uno precise donde le parezca oportuno.
Mas, si fuera así, y ese pensamiento hermoso se consumara, ¿dónde quedarían los sueños? ¿dónde los objetivos? ¿dónde el afán de superación para alcanzar tus metas? ¿cómo discernir el bien y el mal? Probablemente, todo eso daría igual.
No sería positivo, ni negativo. Sencillamente sería.
Pensándolo mejor, quedémonos como estamos, celebremos lo que nos ha tocado ser, y procuremos actuar lo mejor que podamos en nuestra esencia y existencia, para lograr un perfecto equilibrio entre todos los seres vivos, en esta pequeña parcela de tierra y agua dentro de la inmensidad del universo.
SERGIO PARDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario