Era un atípico personaje,
el arquetipo del héroe fuerte.
Vestía de colorido traje,
y olía con un perfume de muerte.
Nos vendía miles de viajes,
y de como la fortuna y la suerte.
Le evitaban pagar el peaje,
tanto en las fronteras como en los puentes.
Presumía a veces de pillaje,
de como salía vivo de la gente.
Salvando el pellejo y el ropaje,
cuando sentía, manos en la frente.
Era un atípico personaje,
un personajillo que solo miente.
Para darse ego que en él, encaje,
dentro de un tamaño, menudo sin mente.
Ricardo Campos Urbaneja.
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