Yaces en brazos del sueño,
poeta, cabrero y ruiseñor.
Tu voz desgarrada se eleva
al amparo de la tierra.
Tu esencia palpita
y emociones desgranas,
en tiempos de lucha,
contenidas en baladas.
Peregrinos te buscan
y recitan tus poemas,
Nanas de la cebolla,
Hijo de la luz y de la sombra.
Versos de sangre y lágrimas,
por ti, otros la voz alzan
para despertarte
con tus propias palabras.
Lírico y pastor,
pastor de cabras y poemas,
amante del campo,
de la tierra de Orihuela.
Mercedes Tormo Muñoz
Publicado en Acantilados de papel
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