Mi corazón, mi pleura,
la tos adrede de Dios
que parte partiendo parte
de la parte contratante
de esta triste habitación.
Mi negación, mi neura cobarde,
la mala leche que arde
muy al fondo del cajón.
Otro trago de cerveza,
un chupito de tequila.
Adecuado y en vano sería
desgarrar la luz del sol,
morir despierto y de día,
comenzar otra canción.
La derrota es una arpía
y el amor
no es dulce ni amargo ni rancio:
el amor,
no es
el amor.
Óscar Malvicio (Azuqueca de Henares, Guadalajara).
Publicado en la revista Aldaba 28
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