Nuevamente llega la noche
y aquí estás mi fiel compañera,
tú como siempre tan grande y lejana
que no te puedo alcanzar,
te miro desde mi ventana llena de nostalgia,
las lágrimas recorren mi rostro
queriendo limpiar el dolor de mi alma
porque quiero olvidar el pesar que me agobia.
Tú, luna de la noche, mi cómplice, mi confidente,
mi compañera de tristezas y alegrías
me das luz y resplandor en mi oscuridad
me llenas de calma, alivio, esperanza
y me das una ilusión, aunque lejana
de esperar ese día que tanto anhelo
por mi amor que se marchó.
La melancolía enturbia mi interior de recuerdos
de aquella felicidad fugaz y tenue
que un día irrumpió mi soledad
para darme tranquilidad al lado de mi amado,
tú luna tan ligera y eterna en el firmamento
como una centella visualizas mi gran anhelo
de estar nuevamente en sus brazos.
Luna brinda confianza a mi soledad
y aleja la pena por perderlo
en aquella noche oscura sin estrellas,
cobíjame nuevamente con tus rayos
y dile que lo sigo amando como el primer día
visita su firmamento celestial
y dile que ahí en el cielo a tu lado
lo espero con tranquilidad.
VIOLETA MENDOZA
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