Sentirme bien con mi persona,
sentir que soy buena persona.
Abrirme a los demás y ayudar,
equivocarme y disculparme.
Pero al llegar cualquier noche
cerrar los ojos y sosegada
dormir muy plácidamente,
sin rencores ni sobresaltos,
ni arrepentimientos vanos.
Que tardíos, son tan baldíos
y no llevan a ninguna parte.
MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-
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