Me perdí y me encontré en el mar de vuestro mirar, en la bravura y dulzura de vuestra figura, en la escultura gentil de vuestra faz, que
siempre me llena de paz.
En la insaciable búsqueda, me adentré en torbellino de infinito color de amor, dando giros, y del alma suspiros, penetrando y
conquistando mi ser y mi mente plenamente.
¡Para allí encontrarme con vuestras manos, labios, boca y ojos sabios que lo llenan todo...! todo mi breve espacio y mi fugaz
voz que se cohibe ante majestuosa belleza.
Vislumbro vuestra figura, y se apodera de mi sublime locura.
Mi mundo solo puede tener color con el poder de tu amor.
Al estar y disfrutar:
Vuestra presencia.
Del libro ENCENDIENDO UNA LUZ de
M. Guadalupe Trejo
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