Trajo el vientre en el poema
sin voz ni sangre desperdiciada,
indiferente a Dios,
advirtiendo en un crepúsculo
una obra
una oración
una perenne orfandad
sin arrojo
para develar secretos
quirománticos futuros;
después
nosotras los concebimos.
Susana Rozas -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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