sábado, 31 de octubre de 2015

ESPEJO AL ATARDECER


Rojizo manantial
que sueños me provocas
en el atardecer,
quiero tenerte cuando viro
igual que una chalana a la deriva
sosteniendo mi ardor y mi llanto
al no poder poseerte, intimar en tu garganta
rezumar sobre el delirio sudoroso
purificado en tu piel.

Soy díscola paciente en un meandro
sin ríos, ni aguas turbulentas
apenas una cervatilla deseando ser ingerida
como el alimento último
saciando tus ansias más longevas, más oscuras
y vivir en tu interior
cual si dominaras el intelecto montaraz
que me reprimo
para no ofrecerlo, más que a tu vivacidad.

Dibujo la espera con gránulos de arena
en un reloj sin fisuras
relatando a propios y extraños
la diatriba de nuestra connivencia
bajo los auspicios de la diosa fortuna
ofrenda que entregamos
nuestras libidos postradas cual tesoros
sin menosprecio ni ambages
al estrellado manto que nos acogió.

Bebo en la tarde, frente al espejo
me tornó erguida, prieta
serenidad sin nervudas ilusiones
ahuecando mi vientre para ser tu cobijo
y alinear los astros en el instante mismo
del culmen en tus ojos, mi mejor reflejo.

Santiago Pablo Romero -Trigueros-

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