sábado, 24 de noviembre de 2012

LOS HECHICEROS DE LA TRIBU


Los hechiceros de la tribu siguen teniendo un inmenso poder, aún hoy. Siguen decidiendo lo que es moralmente “correcto” e “incorrecto”, y pueden permitirse expulsar de su ámbito a cualquier trabajador o trabajadora simplemente por el hecho de no compartir esa “moral” que defienden, a capa y espada, a hoguera y dictadura, en todos lados, en cualquier momento.

Los hechiceros de la tribu, con sus grandes jefes a la cabeza, siguen sin asumir los gravísimos errores que han cometido a lo largo de su historia. Niegan los crímenes que han manchado sus manos, siguen medrando a costa de los erarios públicos, se enriquecen, pretenden mantener un tipo determinado de enseñanza, vetusta, rancia, obsoleta, y son todavía lo suficientemente hipócritas para acusar al resto del mundo de idolatría, inmoralidad o cualquier otro “pecado” que sean capaces de definir en sus “libros” de “moral”.

Una de las razones por la que la humanidad sigue anclada, en muchos aspectos, en la edad de piedra, es la existencia de estos hechiceros. Son como una inmensa losa, una piedra de molino que impide avanzar firmemente a la raza humana. Sin ellos, sin lo que ellos representan, seguramente el Universo –el físico y el psíquico- estarían abiertos enteramente al optimismo y a la conquista por parte de todos los hombres y mujeres. Sobran, y lo saben, y por ello luchan con más ahínco, como el animal que se nota acorralado.

Francisco J. Segovia -Granada-

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