miércoles, 28 de noviembre de 2012

FIN DEL MUNDO


También fue mala suerte, o buena no sabría decirlo. Resultó que al final los mayas tenían razón y el mundo acabó el día 21 de diciembre de 2012, exactamente a las 17.14, hora española, excepto en un rincón de Argamasilla de Alba, Ciudad Real, donde acabó casi tres meses después. El fin del mundo no fue el espectáculo catastrófico que nos habían vendido en las películas de acción americanas. No hubo terremotos, ni tsunamis, ni volcanes en erupción. Todo lo contrario, fue el acontecimiento más aburrido que haya habido jamás. El mundo se acabó de golpe, en una fracción de segundo. Fue como un apagar la luz y ya está. Nadie sufrió, nadie se enteró, a excepción del último superviviente. Un personaje peculiar, sin duda alguna. El pobre quedó atrapado en el ascensor del edificio en el que vivía un instante antes de que acaeciera la hecatombe, y por alguna extraña razón que nunca llegaremos a comprender, se salvó del triste destino del resto de la humanidad. Además, el buen hombre, acababa de comprar todo lo necesario para llenar la despensa, pues esperaba visita familiar para las navidades. Al principio lo pasó mal, ya que nadie respondía a sus llamadas de socorro y le entró algo de claustrofobia. Además padecía un trastorno obsesivo compulsivo, pero eso no supuso mayor problema, ya que tuvo tiempo de sobra para ordenar y reordenar su compra tantas veces como quiso, bajo la perpetua luz de una linterna recién adquirida. Tenía agua, leche, fruta, conservas, dulces, licores, desodorante, colonia, pasta de dientes, un pijama, un pack de tres slips de diseños fantasía, una toalla, pilas, dos libros de bolsillo, una revista de pasatiempos… todo lo necesario para sobrevivir encerrado. El cómo orinar se lo pensó mucho: con sumo cuidado, en una de las garrafas de agua vacías, y vertiéndola después en la ranura del suelo. Defecar fue peor. Vació el tambor de detergente y lo usó como contenedor. Al final, murió de aburrimiento, completamente solo y borracho tras haber ingerido todo el licor de una sentada, el 4 de marzo de 2013.

Rubén Ibáñez González (España)
Finalista en el X Certamen Internacional Microcuento Fantástico Minatura 2012
Publicado en la revista digital Minatura 122

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