Beberás a bocanadas el contenido
cantarás a los árboles sordos en la noche una canción que hable
de un borracho ciego
de un borracho solo
de un borracho que baila con su sombra en una isla desierta
Al amanecer, la resaca te hará ver que no tienes a nadie en el mundo y entonces querrás mandar un mensaje:
lo escribirás con barro en tu propio cuerpo, cuidando que ninguna letra quede al revés.
Asegúrate de tener la botella vacía al alcance de la mano.
Luego comenzarás a doblarte, primero la barbilla contra el esternón y después, impulsándote con los brazos, un giro más que rompa las costillas.
Sentirás tus vértebras contra las piernas y tus pies serán el sello de aquel cilindro de carne.
Un salto torpe y caerás dentro de la botella en un fenómeno físico que sólo los náufragos saben explicar.
Finalmente, echarás a rodar playa abajo y las olas harán lo suyo con la promesa de llevarte a un puerto remoto y desconocido.
LEONARDO GIL -Bogotá-
Publicado en la revista Los 27 del 85
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