martes, 27 de noviembre de 2012

POEMA


Dejarse ir a la orilla no es un suicidio,
es sólo confundir las rutas
por las que debemos andar.
Dejarse ir es despedirse lentamente,
volver a la húmeda fuente
que nos arrullará para siempre
lejos del surco y las grietas
marcadas en los pies.
Andar de nuevo por senderos olvidados
de donde un día venimos
no sé a qué culpas cancelar.
Caminar despacio por la ribera abierta.
En línea recta y flotar.

Teresa Coraspe -Venezuela-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 52

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