Dicen que la huella del primer hombre en la Luna
perdurará al menos medio millón de años,
así será la huella tuya que pende sobre mí.
Soy el piloto de mi propia derrota,
el salto a la nada más grande de cualquier invierno,
la sed del peregrino que agota su sudor
en el desbocado silencio de tus muslos.
Eres como la lluvia ácida de la cara oculta de la Luna,
la batalla perdida que se escurre entre los dedos como arena de plata.
Eres la crisálida del bolsillo trasero de mis pantalones,
las cicatrices en los aros de Saturno,
el borde del cráter del olvido.
Somos planetas ensimismados,
órbitas que colisionan en la cercanía,
nuestros giros son la barrera de coral que agota los sueños.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida
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