jueves, 6 de septiembre de 2012

PAX LUNAR


El emisario salta hacia la trinchera. Se cubre de la explosión con los brazos y resurge de entre el fango preguntando — ¿Mayor Vator?
—No. Teniente Bastiar. El mayor murió hace dos días.
—Un gusto, teniente. Emisario Faruan. Vengo desde el quinto comando del Oeste. Pensé que habíamos derrotados a los Neolunatanis. ¿De dónde sacaron semejante artillería?
—No son Neolunatanis, señor. Después de ellos derrotamos a los Terratistas y a los Jupiterinos. Está atrasado en las noticias.
—Por ello vengo. Cuando llegó el aviso de Vator sobre la caída de los Neolunatanis, el comando central conmemoraba la derrota de los Puristas.
—Emisario, cuidado. —La descarga los cubre con un chaparrón de tierra.
— ¿Puristas? Sus restos están a más de dos días de viaje. Nuestras tropas siguen encontrándose con resistencia a medida que avanzan.
—Y siguen cavando trincheras y combatiendo sin autorización.
—Las trincheras ya estaban cuando llegamos. Esta luna es un desquicio. No terminamos aún de contar los prisioneros cuando estos otros empezaron a dispararnos.
— ¿Y estos quienes son?
—No tenemos idea. Pero los vamos a tronar. Le juro por mi madre, que los vamos a destrozar.
Faruan contiene las lágrimas, se mantiene firme. Hay un aroma a pino en el aire que contrasta con los rostros severos de sus superiores.
Retoma su historia contando sobre el bombardeo orbital. El avance aéreo y de infantería sobre los restos del enemigo. Finalmente las ruinas del bunker con sus insignias aún en llamas.
—Por fin. Hombre. Los últimos en caer. ¿Quiénes eran eso bastardos?
Arroja la bandera tomada en las ruinas y se desploma a entre lágrimas.
—Nuestra retaguardia, Señor.

Abrahan David Zaracho (Argentina)
Publicado en la revista digital Minatura 120

No hay comentarios:

Publicar un comentario