viernes, 14 de septiembre de 2012

PASEO


Aquella tarde lloviznaba
y paseábamos por la Isla.

Me miraste como si no fuéramos viejos y me dijiste:
“Los pájaros que flotan en el río no tintinean”

Yo levanté la frente y observé como colocaban unos andamios amarillos
en el puente de hierro,
a lo lejos.

Fingiste escucharme con pasión como cuando me conociste,
y te quedaste regazada como pensando en mitad del camino.

Te esperé y cuando llegaste a mi lado miré atrás
y supe de la humillación de la vida.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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