(A mis hijos)
Fui un fruto dehiscente
que se abrió a darte paso
y tu primer gemido
de libertad y vida,
repercutió en mi mente
en rara paradoja
de dicha en el dolor.
Si me pides ahora
con denuedo la vida,
de nuevo yo gustosa
mi vida te daré;
aunque sólo me quede
ya mi último aliento,
te lo daré gozosa
en redoma, anhelante.
Trasegaré también
en el cristal más puro,
gota a gota el rubí
que por mis venas corre,
para insuflar de nuevo
la vida entre las tuyas,
y yo sabré que allí,
en cada poro tuyo
alentaré de nuevo.
y si me dices: Madre,
tu corazón yo quiero,
diligente y feliz
del pecho arrancaré
el reloj que me mide
y palpitante aún,
lo pondré para ti
en bandeja de plata
porque sabré que as!,
muriendo viviré ...
Leonora Acuña de Marmolejo, EUA-Colombia
*Poema del libro “Brindis por un poema” editado por Plaza & Janes, 1995
Publicado en la revista Carta Lírica 17
No hay comentarios:
Publicar un comentario