viernes, 7 de septiembre de 2012

LA VÍCTIMA


Camina impertérrito cual bestia por su particular jungla. Ve aproximarse a dos posibles presas a las que decide perdonar la vida, no son dignas de sus fauces. Algo llama su atención, agudiza el olfato. Ahí está, acercándose con pasos delicados, no sabe lo que le espera. Deja que pase por delante de él, huele de forma especial, empieza a perseguirla a unos pasos de distancia, no quiere que sospeche, si el ataque es imprevisto es más emocionante. Al llegar a la altura del callejón sabe que es su momento, unos cuantos movimientos rápidos y ella no sabrá como a llegado a estar detrás del contenedor de basura, supondrá que se ha dado un golpe en la cabeza o tal vez ni siquiera tenga tiempo de pensar nada. Una vez la tiene contra la pared y se dispone a clavarle los colmillos en el cuello siente la dureza de la madera en el pecho. Esta vez la presa ha sido él.

AZAHARA OLMEDA

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