martes, 11 de septiembre de 2012

LA CORRIDA


A Rafael Morales, maestro

Han llegado al final de su andadura
en la arena, ya solos, hombre y toro
--oh manes de cretense, íbero y moro--
empeñan, cara a cara su estatura.
Orgulloso, compuesta la figura,
el maestro y su espada, frente al coro.
Salta el chorro brutal y mancha el oro.
Acaba el drama, llega la tortura.
¡No excusen esta muerte por un arte
donde prima la ley de la moneda!
Traga el toro su sangre, tiene miedo,
no puede comprender. Y al cabo parte
al cielo de los toros. Sólo queda
su huella ensangrentada sobre el ruedo.

Juan Ruiz de Torres. España
Publicado en la revista Oriflama 20

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