La razón por la cual he titulado FANTAVICENCIAS DE MI VALLE a este libro de cuentos (que recoge veintiún relatos algunos de los cuales han sido galardonados en diferentes Concursos Internacionales de Cuento), se debe a que –como su nombre lo sugiere-, está estructurado entre vivencias y fantasías. Algunos
relatos (que más adelante entretejí con mi alada fantasía cósmica), me habían llegado allá en mi adorada Colombia, a través de la tradición oral costumbrista, no obstante he de confesar que me identifico con algunos como “Papá Santiago”, “El dolor del Artista”, y “El Gesto de la Melancolía”, más quiero aclarar que coincidencias de nombres, lugares, o situaciones entre personas, y/o entidades, son puramente fortuitas
y nunca imputables a la autora.
Algunos de estos cuentos venían en los laberintos de mi memoria con los bellos, imbo-rrables y sagrados recuerdos de mi adorada Colombia. Según lo afirma Gerardo Piña Rosales, Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española prologuista de la obra, “la trama de muchos de estos cuentos suele ser directa y simple (no simplista), y, en la mayoría de los casos, tradicional, de corte realista. La acción secuencial, progresiva, se ciñe a la historia del relato, y la serie de complicaciones se resuelven al final. El punto de vista, omnisciente, del narrador (o narradora) está siempre teñido por un suave velo de ternura y compasión hacia sus personajes, hacia sus fobias y debilidades.
Publicado en el periódico Información
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