viernes, 7 de septiembre de 2012

ESTA LLUVIA DE MUÉRDAGO Y GENCIANA


Aún tengo una cita
con este hogar ceñido a mis raíces,
con mi casa de jade y lapislázuli
sobre aquel territorio de diluvios,
de tardes jubilosas, de encendidas violetas
buscando mi mirada.
Y ese mar al que veo
en los párvulos cofres donde guardo
las viejas geografías de mi tierra,
me cubre con su lluvia de muérdago y genciana
y sonidos de acequias por el aire
en el acto de amor que me concede
este dolor antiguo,
esta nueva y tenaz melancolía.
Ahora soy navegante de un espejo
y aún puedo viajar hacia el azogue
por donde mansamente
el mar abre lucernas de esperanza.
Y veo que me late la sal entre la lengua,
que aproximo a mis manos
los celestes escombros de la espuma,
que alborota la arena la ruta de mis naves.
Yo soy el argonauta de sus ríos
y la humilde altivez de sus mareas.

Cristina Cocca. España
Publicado en la revista Oriflama 20

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