jueves, 6 de septiembre de 2012

¿ESTÁ EL AMOR AMENAZADO?


 ¿Está el amor amenazado? No son pocos los que piensan que la experiencia del amor estaría en vías de extinción. Son numerosos y plurales los discursos que advierten del peligro de que cada vez es más pronunciada su ausencia en el lazo social. O que su metamorfosis lo vuelve irreconocible, parece que él haya perdido su consistencia. Para los sociólogos como Zygmunt Bauman, ya un clásico sobre el tema, se vuelve líquido y se diluye, se le escapa a uno de las manos. El filósofo Alain Badiou se vio en la urgencia de publicar un “Elogio del amor” ("Éloge de l’amour”)- al volver letra un diálogo con el periodista Nicolas Truong, publicado por Flammarion en 2010. Su preocupación reside justamente en que "el amor debe reinventarse pero también, sencillamente, debe ser defendido porque se encuentra amenazado por todas partes."

Ambos coinciden en dos cuestiones sin duda centrales: la de la diferencia y la del tiempo. Consideran que un fundamento de la experiencia del amor es soportar la diferencia y otro que debe perpetuase en el tiempo. “ Es una construcción de verdad” dice Alain Badiou “Un amor verdadero es aquel que triunfa durablemente, a veces con grandes dificultades, frente a los obstáculos que le proponen el espacio, el mundo y el tiempo”.  Ambos no dejan de inquietarse ante los destinos inciertos cuando verifican que las cosas del amor ya no duran, sean cuales fueren los objetos que el amor encuentre. Y, efectivamente, los psicoanalistas constatamos que la vida amorosa es una vicisitud que el sujeto de hoy en día no está demasiado dispuesto a consentir. Prefiere obviar sus dificultades en beneficio de un tipo de lazo más efímero y más débil. Se puede verificar la dificultad que el sujeto de esta época tiene para orientarse en el universo de la falta. Sin ella, lo sabemos, nada  puede estructurarse en lo que concierne a la experiencia del amor.

Por otro lado, asistimos este verano a un fenómeno de masas, menos erudito sin duda. El último Best Seller mundial, record en venta en formato electrónico y en papel, corresponde a una trilogía que con el alias de E. L. James, concibió la productora de TV británica Erika Mitchel "Cincuenta sombras de Grey". Difícil inscribir esto en género literario alguno…  Millones de lectores, especialmente mujeres jóvenes nos dicen, se quedaron atrapados en sus páginas. Seguramente añorando un poco de autoridad que les permita reubicar el campo de la sexualidad en un mundo de prácticas cada vez más bizarras y de cuerpos cada vez más ausentes. A través del relato explícito de la relación sexual la autora se empeña en hacerla existir. Y para ello desencadena hasta el hartazgo el campo del fantasma. El intento de hacer del goce sexual un contrato que se inscriba por fuera del campo del amor, encuentra, más temprano que tarde su límite. Y en este sentido el relato que en principio pretende mostrar la posibilidad de una ascesis amorosa termina convirtiéndose en una apología del amor, en el sentido más banal de la cosa.  Uno se inclinaría por recomendarle a esta muchedumbre de lectores que se den una vuelta por el Justine de Sade y de esa forma poder verificar cuál es el destino cuando se pretende formalizar un contrato sobre el goce sexual.

De una forma u otra el Amor, esa fuente de inspiración de muchos, ese grito universal, desgarrado tal vez, no cesa de no escribirse. ¿Consentirá la humanidad declinar la fórmula: toda demanda es demanda de amor  hacía toda demanda es demanda de goce?. Esto subvertiría los fundamentos mismos de la praxis analítica. Probablemente no nos equivocamos al conjeturar que el amor puede ofrecer una torsión más, una vuelta más para verificar el destino que el analizante le ofrece a lo imposible.

Si el amor es femenino, tal y como lo supo aislar el discurso analítico. ¿Podría tener él otro destino que el de dejarlo ser? Si el amor es femenino su destino, aunque se intente, no puede universalizarse, responde más bien a la más pura Tyché, a una particularidad atravesada por lo azaroso del encuentro . Es bajo esta condición, seguramente hay otras, que nos permitimos hablar de los destinos del amor.

Más que “una construcción de verdad”, si me permiten decirlo de esta manera, el amor es una construcción de real. Y tal vez el secreto consista no tanto en alarmarse por su ausencia, sino en poder testimoniar sobre las formas singulares de su presencia. Sobre todo cuando asistimos al momento que la civilización empieza a mostrar, ya sin ambages, la amplificación del cinismo que implican las prácticas de goce contemporáneas, cada vez más despojadas de esa buena forma de la desdicha, gracias a la cual el amor, para cada uno, puede volverse Otra cosa.
Con este Nº 0 y hasta A Coruña la serie de las Cartas de Almor serán compañeras de viaje. Todos están convocados a escribir la propia. Cuatro textos que no requieren más comentarios que la invitación a su lectura nos acompañan hoy. Seguramente serán muchas más las que se escriban. Algunas de ellas ya reposan en este extraño lugar que hace de soporte a la letra contemporánea.

Oscar Ventura.

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