sábado, 1 de septiembre de 2012

A BRÍGIDO REDONDO


Poeta del amor y de la suerte
con un río de verbos en la boca,
con la suerte que todo lo que toca
en mares de palabras se convierte.

El cantarle a la vida le divierte
y con ello florece hasta la roca,
pero a veces el verbo se disloca
y le canta al abismo y a la muerte.

A su paso su huella es un reguero
de fulgor celestial de algún lucero
que le presta  su luz en un derroche

de abundante fragancia y armonía,
para que todo luzca como el día
bajo las grises alas de la noche.

Francisco Henríquez
Publicado en la revista Carta Lírica 17

No hay comentarios:

Publicar un comentario