Si volvieran los trenes que una vez partieron
al amparo del grito
y con ellos la música,
la siempre añorada transparencia.
Si las naves no hubieran impuesto
quebradura de sal,
la estela anochecida de la historia
al margen de una isla.
De una vez se han abierto
las crudas cicatrices.
Los soles cuaresmales no sabían.
Nadie tuvo la astucia de sujetar las lianas
en la edad del apremio,
ni de tender los puentes,
ni preservar aquello que debió ser salvado.
Lo demás quiso ser otro rumbo:
los mares, las distancias, los amigos
al otro lado del empeño.
RUBÉN FAÍLDE BRAÑA-Cuba-
DE FACEBOOK - 6192 - LECTURAS DE 2024
Hace 1 día
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