Unta mi nombre en tus pechos
riégalo sobre tus muslos abiertos
déjalo rodar sobre tu vientre
permítele caer desde tu pubis
hasta esa herida en desespero
donde se gesta y muere todo tu placer.
Unge mi nombre en tus labios
muérdelo, bésalo, hazlo aroma entre tus dientes
deja que te haga el amor
con el bienintencionado filo de sus letras
y entonces proclámate reina absoluta de los placeres
soberana sin retorno de todo cuanto te acerque al éxtasis
y que mi nombre comience
a enamorarte otra vez…
Victor Díaz Goris
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